13 enero, 2006
Mal día
Hoy cuando volvía de cazar lagartos he tenido un problema. Iba tan tranquilo por la selva y de pronto me tropecé y me caí de boca contra un cocodrilo. El cocodrilo murió al instante del cabezazo que le dí en toda la mandíbula, pero rápidamente noté que algo seguía vivo en su boca. Miré adentro y vi un ciervo durmiendo en la boca del cocodrilo (Era un cocodrilo inmenso, debía medir 20 o 30 metros).
Como el ciervo tiene unos cuernos tan raros, se le habían quedado trabados en la mandíbula del feroz reptil y había sobrevivido durante seis meses allí dentro alimentándose de las algas que entraban por la boca del cocodrilo cuando nadaba por el río.
Sin pensarlo dos veces, agarré la piedra más grande de la selva y se la tiré con todas mis fuerzas al cocodrilo. Eso no cambió nada, de hecho, lo pensé y me pregunté por que demonios había hecho eso, así que intenté elaborar otro plan.
Recordé que mi padre me había preparado el desayuno por si me entraba hambre, así que abrí la bolsa que me dió para buscar algo con lo que ayudar al ciervo. Dentro de la bolsa encontré un zumo de pera que caducaba en septiembre de 1724, lo abrí y lo vertí sobre los cuernos del ciervo. Eso tampoco funcionó, así que le di una patada al ciervo en la frente. El ciervo se cabreó conmigo y empezó a gritar y a moverse, por lo que el zumo de pera empezó a correr por su cornamenta lubricándola hasta que se soltó.
El ciervo, por fin libre me dió una cornada y me tiró al río. De pronto vinieron 45000 pirañas e intentaron comerme, pero como olía a zumo de pera caducado pasaron de hacerlo y se fueron todas a dormir.
Cuando salí del río, el ciervo se estaba comiendo lo que queda en la bolsa, así que me dejó sin merienda, por lo que emprendí mi camino de vuelta a casa. Acabo de llegar y le pregunté a mi padre que hacía un ciervo en la selva, pero estaba borracho y no me dijo nada. Como tenía hambre me bebí una botella que tenía allí en la que ponía ALCOHOL 96º. No se lo que significaba, pero se me quitó el hambre,...
Me dió un poco de sueño, así que voy a apagar el ordenador y me voy a ir ya a las cajas a dormir. Hasta mañana, internet...
Como el ciervo tiene unos cuernos tan raros, se le habían quedado trabados en la mandíbula del feroz reptil y había sobrevivido durante seis meses allí dentro alimentándose de las algas que entraban por la boca del cocodrilo cuando nadaba por el río.
Sin pensarlo dos veces, agarré la piedra más grande de la selva y se la tiré con todas mis fuerzas al cocodrilo. Eso no cambió nada, de hecho, lo pensé y me pregunté por que demonios había hecho eso, así que intenté elaborar otro plan.
Recordé que mi padre me había preparado el desayuno por si me entraba hambre, así que abrí la bolsa que me dió para buscar algo con lo que ayudar al ciervo. Dentro de la bolsa encontré un zumo de pera que caducaba en septiembre de 1724, lo abrí y lo vertí sobre los cuernos del ciervo. Eso tampoco funcionó, así que le di una patada al ciervo en la frente. El ciervo se cabreó conmigo y empezó a gritar y a moverse, por lo que el zumo de pera empezó a correr por su cornamenta lubricándola hasta que se soltó.
El ciervo, por fin libre me dió una cornada y me tiró al río. De pronto vinieron 45000 pirañas e intentaron comerme, pero como olía a zumo de pera caducado pasaron de hacerlo y se fueron todas a dormir.
Cuando salí del río, el ciervo se estaba comiendo lo que queda en la bolsa, así que me dejó sin merienda, por lo que emprendí mi camino de vuelta a casa. Acabo de llegar y le pregunté a mi padre que hacía un ciervo en la selva, pero estaba borracho y no me dijo nada. Como tenía hambre me bebí una botella que tenía allí en la que ponía ALCOHOL 96º. No se lo que significaba, pero se me quitó el hambre,...
Me dió un poco de sueño, así que voy a apagar el ordenador y me voy a ir ya a las cajas a dormir. Hasta mañana, internet...
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