28 febrero, 2013

¡Al parecer estamos en 2013!

Hola a todos, hoy he salido a la calle a estirar las piernas y me han dicho que estamos... ¡En el año 2013! La verdad es que justo después de escribir mi último post me descargué una versión pirateada de World of Warcraft de acceso privado para jugadores etíopes y perdí la noción del tiempo. Aparentemente llevo sin dormir, comer ni beber nada desde el año 2007 y todo a mi alrededor ha cambiado sin darme ni cuenta, ahora entiendo por qué mi padre me decía que los MMPORGS (Que así llaman a esos juegos en los que simulas que tienes una vida interesante) son el mal.

Por el lado bueno, he conseguido tener varios personajes con máximo nivel y me he gastado todos mis ahorros en comprar cosas super útiles como espadas ficticias y hechizos que sólo funcionan dentro del juego. Además he hecho un montón de amigos imaginarios y me he sacado una foto, la he puesto ahí al lado para que la vean. Eso me hace muy feliz. Además, yo sigo teniendo 13 años, así que genial.

Por el lado malo han pasado muchas cosas desconcertantes. Mi vecino dice que mi padre ha muerto, aunque a mi no me importa demasiado porque siempre puedo volver al pasado a visitarlo y aparentemente he heredado toda su fortuna. No sabía que hacer con todo ese dinero, así que lo he tirado a la basura, no lo necesito para nada. Además de eso he llamado a George Bush para ver como le va todo y me ha contado que ya no es presidente y que ahora han puesto a uno de Hawaii. Los americanos dicen que han matado a Bin Laden, pero llamé a mi madre y me dijo que no, que estaba jugando a las cartas con ella y que todo era mentira, aunque como todo el mundo cree que está muerto ahora lleva gafas de sol para que nadie lo descubra.

Por lo visto durante estos años han inventado una cosa que se llama Facebook que es parecido a un blog pero donde la gente publica lo que le da la gana sobre tí para avergonzarte públicamente, y otra cosa que se llama Twitter que también es como un blog pero que sólo puedes escribir una frase. No le veo ningún sentido, pero supongo que para ser aceptado socialmente en esta época es necesario tener alguno de los dos, así que he creado una cuenta en twitter que es esta: https://twitter.com/pacoetiopia 

Después de ver a mi vecino fui a la tienda a comprarme un bocadillo, pero como tiré todo mi dinero a la basura no pude comprar nada, así que me puse a hablar con el de la tienda y me enseñó una especie de móvil con una pantalla plana pequeña sin teclado ni nada que dice que ahora está de moda. Dice que ya nadie usa los nokias 3310 de toda la vida y que todo el mundo ahora tiene smartphones. Yo conservaré mi nokia 3310 hasta que se rompa para ahorrar, que me salió bastante bueno porque me lo he llevado nadando hasta América, me lo he llevado al espacio exterior e incluso he viajado al pasado con él y esperado miles de años jugando al snake y jamás se le ha ido la cobertura ni se ha gastado la batería. Creo que aún me durará muchos años.

Bueno, hablando del móvil, acabo de ver que tengo 19.436.132 llamadas perdidas de Gerarda. Voy a llamarla a ver que quiere.

13 diciembre, 2007

Viaje al pasado

Hoy he estado pensando sobre todo eso de ser un ser atemporal que proviene del pasado, por eso decidí viajar al pasado y ver como era la vida de mi padre. La mayoría de la gente piensa que no se puede ir al pasado, pero en realidad no es tan difícil. Para viajar al pasado lo único que hay que hacer es superar la velocidad de la luz.

Un alemán llamado Einstein sabía que cuando las cosas aceleraban mucho, el tiempo se acortaba con respecto a los observadores que estaban quietos. Incluso se inventó unas fórmulas de dos o tres folios y se la enseñó a todo el mundo. Lo bueno es que cuando se alcanza la velocidad de la luz el tiempo del observador se congela y cuando se supera, simplemente se desaparece del espacio-tiempo porque el tiempo del observador retrocede. A eso se llama viaje en el tiempo.

Eso es algo que saben todos los etíopes. Lo malo es que ir más rápido que la luz es difícil. Mi padre me enseñó cuando tenía 13 años que para ir más rápido que la luz sólo hay que construir un cohete de 300 metros lleno de uranio, subirse encima y hacerlo explotar. El planeta se destruye cada vez que alguien viaja al pasado, pero no importa, porque como vas al pasado puedes solucionarlo luego. Así que compré el uranio a unos libios y me subí en el cohete. Siempre es bueno llevar un ancla para frenar si se llega a la época que se quiere, porque si no, se puede llegar al principio del universo y desaparecer.

Bueno, así llegué a la época de cuando mi padre tenía 12 años, un año antes de que se secuestrara a si mismo para crearme. Cuando llegué y todos vieron que era igual que mi padre me abrieron la puerta, luego les dije que venía del futuro para ver como era todo. Me dijeron que tenían un grupo de música en el que cantaban y que si quería participar, les dije que si y nos fuimos a un escenario de un programa de televisión. Nunca había estado en un programa de televisión. Tienen unos aparatos con los que sacan fotos que se mueven, pensé que cuando llegase a casa tenía que decirle a mi padre que comprara uno. Nos sacamos una foto. El de arriba a la izquierda soy yo y mi padre es el del centro. Los demás son unos familiares de mi padre.

Para volver al futuro no se conoce todavía un método rápido y seguro, así que como ya había hecho otras veces, me fuí a etiopía a donde debería estar mi casa y me puse a esperar. Allí me ví a mi mismo que estaba esperando de otra vez que también viajé al pasado. Me alegré porque así podríamos hablar y no nos aburriríamos tanto. El se quedó antes y tuve que esperar un par de años más hasta que llegó mi época. Entonces sólo tuve que asesinarme a mi mismo antes de hacer explotar el cohete y que así siguiera existiendo el planeta. Cuando vi a mi padre le conté todo y le enseñé la foto. Me dijo que se acordaba de todo eso.

04 diciembre, 2007

Lo cierto sobre mi edad

Hola a todos, hoy mi padre me ha contado algo curioso. A mi alrededor veo como la gente va envejeciendo y me parecía extraño porque yo no.. Yo nací con 13 años y sigo teniendo 13 años 20 años después, y hasta recuerdo una vez que esperé durante cientos de años y seguí teniendo 13 años. A parte de eso, yo no como nunca ni tengo hambre. Ayer pregunté a mi padre por qué ocurría esto tan extraño y lo que me dijo fué sorprendente. Resulta que mi padre me había ocultado que era un artista famoso de EEUU y que de joven era negro como yo, y que por culpa del envejecimiento había ido cambiando y transformándose primero en blanco, luego en un muñeco de plástico y finalmente en lo que es hoy, un muñeco verde y arrugado que se esconde dentro de un muñeco de plástico.

Para que lo vean, les enseño una foto de como ha ido cambiando de forma natural los últimos 40 años y otra que le saqué mientras estaba desmontando su cuerpo de plástico para enseñarme su apariencia verde natural. Me dijo que no era malo ser un ser verdoso porque le había hecho saltar a la fama interpretando un papel en una película de naves espaciales como la de gerarda.

Me dijo que para perdurar por siempre quiso crear un ser perfecto que no envejeciese y tuviese para siempre la energía de un niño de 13 años y que fuera exactamente igual a él. Para conseguirlo, sólo tuvo que ir al pasado y traer a su yo de 13 años al momento presente, donde por encontrarse a si mismo, se produciría una paradoja espacio-temporal que haría nacer a ese ser. Así nací yo, y me llamaron Paco. Por esa razón yo soy atemporal y los demás no. Soy mi padre cuando tenía 13 años atrapado en una vacuola cuántica temporal que me separa de la realidad temporal.

Por si alguien no se había fijado, la foto de mi padre cuando tenía 13 años es exactamente igual a mí. Al saber que viviría para siempre pasara lo que pasara me tranquilicé, ya que un amigo de mi pueblo me asustó diciendo que leyó en una etiqueta de un paquete de cereales que el sol implosionaría dentro de 5000 millones de años erradicando toda vida sobre la faz de la tierra.

23 noviembre, 2007

De paseo por el sur

Hoy me he levantado con energía, así que he ido a Perú de nuevo para preguntar a Gerarda si le apetecía salir a dar una vuelta. Me dijo que no, así que fuí yo solo. Empecé a caminar hacia el sur a ver que había, porque no había ido nunca. A diferencia de EEUU, la mayor parte de la gente de esa zona si sabe hablar normalmente, lo cual me gustó bastante. Tras un buen rato caminando llegué al mar y vi un animal que nunca antes había visto. Le saqué una foto y cuando saltó el flash se asustó y se tiró al agua. Cuando fuí a mirar me di cuenta de que el agua estaba helada y pensé que el extraño ser se congelaría, así que me tiré para salvarlo. Rápidamente me di cuenta de que el ser sabía nadar muy bien; empezó a nadar muy rápido y yo le seguí para ver a donde iba. Al cabo de un rato nadando, llegamos a una isla de color blanco. Hacía bastante frío allí, se parecía al interior de una cosa que tienen los de EEUU para enfriar la cerveza, pero más grande. Pensé en que podrían llevar a allí las cervezas para ahorrar electricidad.

La verdad es que no había nada que hacer allí a parte de ver a los seres esos, así que fui a dar una vuelta por allí. De pronto aparecieron unos tíos con un todo terreno y me dijeron que si estaba loco por estar allí en taparrabos. Yo les dije que traje un jersey, pero que me lo dejé en la otra isla para que no se mojara porque encogía con el agua fría. Me llevaron a una casa prefabricada donde vivían y me dijeron que eran científicos que se dedicaban a estudiar las cosas que pasaban en la Antártida, que era como se llamaba la isla esa.

Al cabo de un rato hablando me dijeron que se iban a dormir, pero no era de noche. Me explicaron que en la Antártida no se hacía de noche hasta el invierno y que en verano era todo el rato de día. Al principio no me lo creía y salí afuera a mirar fijamente al sol a ver si se ponía, saqué fotos cada dos horas para que vean que es verdad. El sol se movía en círculos como si fueran todo el rato las 6 o las 7 de la tarde. Me pareció curioso y pensé si en algún otro país sería siempre de día o siempre de noche. Les dije a los científicos que me iba a casa ya porque eso de que no se hiciera de noche por la noche era desconcertante. Les pregunté que por donde era el norte y me dijeron que en todas las direcciones porque estábamos en el polo sur. Eso estaba bien porque así podías llegar a cualquier parte sólo con ir al norte, creo que deberían hacer eso en otros países también para evitar que la gente se pierda.

Al final llegué a mi casa y lo primero que hice fué comprobar que el sol se ponía como siempre, no sea que de pronto se hubiera cambiado en todo el planeta y hubiera que dormir 6 meses al año.

21 noviembre, 2007

Visita a Perú

Hoy he ido a Perú porque me acordé de Gerarda, hacía más de un año que no la veía por todo eso de la universidad y me contó muchas cosas que le habían pasado. Lo más sorprendente es que en sólo un año había tenido 74 hijos y todos míos o sea que ahora soy padre. Me hace ilusión, pero lo malo es que ahora hay que ponerles un nombre a todos y encima Gerarda se empeña en celebrar una extraña ceremonia a la que llaman bautizo en la que van cogiendo a cada uno de mis hijos de uno en uno, dicen su nombre y luego lo bañan en una pileta. Esto hace que el proceso de poner nombre a todos sea bastante tedioso. En la foto salen algunos, no caben todos a la vez, ¿A que son guapos?

La verdad es que me cuesta aprenderme el nombre de todos y por eso hemos decidido utilizar nombres que sean fácilmente reconocibles. Los hemos llamado 1, 2, 3,... hasta 74 por orden de nacimiento, y como son todos muy parecidos hemos hecho unas etiquetas y se las hemos pegado en la espalda. De esa manera cuando queramos saber como se llama uno de ellos sólo hay que cogerlo, darle la vuelta, levantarle la camisa y ahí está. Creo que así sabremos siempre el nombre de todos fácilmente.

Durante la ceremonia de bautizo hubo un problema porque según un señor vestido con un camisón negro tenía que decir mi apellido por ser el padre, pero no lo recordaba, así que tuve que ir a Etiopía a preguntar a mi padre. Me dijo que yo no tenía apellido y que le dejara en paz, así que volví a Perú. Al final se decidió que los niños tampoco tendrían apellido. Mejor, porque así no tendría que recordarlo.

Como no los conocía mucho me los llevé a todos a jugar con los bichitos a la selva. Por el camino me encontré una cucarachilla y se las enseñé para que la vieran, le saqué una foto. Aprovechando el momento les desvelé que yo era su padre. A todos les pareció bien. Algunos de mis hijos son mayores que yo, pero no me preocupa, porque como son mis hijos los quiero sea cual sea su tamaño o edad. He decidido enviarlos a todos a la universidad para que aprendan tanto como yo y así ayudar al mundo con nuestros conocimientos.

19 noviembre, 2007

¡He vuelto!

Hola, no se si se acordarán de mi, pero he vuelto. Muchos se preguntarán donde he estado durante todo este tiempo, y es que mi padre me aconsejó que fuera a la universidad para convertirme en un hombre de provecho y fuí. La verdad es que al principio no sabía lo que era eso de la universidad, así que salí a preguntar. Lo primero que encontré fue un guepardo sentado en la entrada de mi casa, pero no supo decirme por donde quedaba, así que empecé a andar para ver si a alguien se le ocurría.
Cuando me aburrí de andar me acordé de que el hermano de Gerarda iba a una universidad que estaba en EEUU, así que supuse que tenía que ir allí. Inmediatamente me dirigí hacia allí y llegué a un sitio al que llamaban Meisachusits o algo por el estilo, quien me dijo el nombre se ve que no sabía hablar muy bien. También me dijo por donde tenía que ir y así llegué al MIT.

La entrada era enorme, así que pensé que la gente del MIT era así de grande, pero luego entré y vi que eran de una estatura normal. Me sorprendió ver a personas de diferentes culturas y razas sin que nadie les mirase mal o les pegase, así que me gustó el sitio. Me acerqué al mostrador y dije que quería ir a la universidad, pero como sólo tengo 13 años me dijeron que no podía a menos que tuviese 56 millones de dólares. Afortunadamente tenía 60 millones, por lo que les dí 57 y me quedé 3 para comprar cosas que me hacían falta.
Al día siguiente fuí a clase y me dijeron que estaban construyendo un robot, aunque no me pude explicar para qué lo querrían, ya que era como una sartén grande que se movía a la que le habían dibujado ojos. Decían que estaban investigando la comunicación humana y entonces entendí por qué construyeron el robot, ya que la comunicación no es muy frecuente entre los de EEUU.
El caso es que estuve allí todo este tiempo aprendiendo a hacer cosas que no sirven para nada, pero que eran interesantes. Como había pagado tanto dinero me dieron un título firmado por mi amigo George Bush y me dijeron que ya me podía ir a casa, así que aquí estoy por fin y os puedo escribir para que sepáis de mi. Por la noche he quedado con Gerarda para contarle todo, creo que lo que aprendí puede servir para diseñar un nuevo arma de destrucción planetaria mucho más eficaz que la que tiene ahora.

02 febrero, 2006

Gerarda

Hoy al despertarme, me he dado cuenta de que hace tiempo que no se nada de Gerarda, así que he ido a Perú a ver como estaba. Cuando llegué me dijo que se había metido en un proyecto peruano para colonizar el espacio exterior y que ella iba a ser la astronauta. Le pregunté si yo podía ir y me dijo que si, pero que todavía no habían construido la nave espacial.

La nave espacial supone un gran avance para los peruanos, porque se convertirían en una potencia mundial al ser el 4º país del mundo en poner seres humanos en el espacio, así que les ayudé a construirla.

Gerarda me dio una foto suya de cuando era pequeña por si moríamos en el espacio que la recordara siempre. Salió bien en la foto.

Nos pusimos manos a la obra y lo primero que hicimos fué poner una base espacial para construir la nave en órbita porque era bastante grande. Cuando la terminamos me puse un traje espacial y fuí a sacar una foto. En el espacio se puede volar, es muy divertido.

Entonces decidimos probarla, así que pusimos la velocidad máxima y llegamos a una estrella que se llama Rigel. Era muy brillante y como azulada y nos bajamos en un planeta con un teletransportador. En el planeta había unos marcianos que intentaron matarnos, así que nos subimos a la nave y destruimos el planeta con nuestros cañones de fotón. Luego volvimos a la tierra y me teletransportaron a mi casa. Gerarda me dijo que otro día vendría a buscarme en su nave para que no tubiera que ir caminando a su casa.