13 enero, 2006

La empanada


Hoy mi padre ha ido a la farmacia a comprar antidepresivos y cuando iba por la selva con su camión cisterna se ha encontrado en la basura una empanada de pulpo... se acordó de mi y me la trajo para que comiera bien. Se nota que mi padre me quiere mucho, eh?

Cuando la abrí noté que sólo quedaba la mitad, así que supuse que alguien se la había comido, pero no se quien habría sido... en realidad no había visto una empanada en mi vida, pero se que se la habían comido porque estaba mordida.

Cuando acabé de comermela le pregunté a mi padre que por qué el no comía empanada y me dijo que le daba miedo que estubiera mala porque la encontró en medio de la selva llena de hormigas. Yo pensé que si estubiera mala, las hormigas no se la comerían, pero aún así no quiso probarla.

Las hormigas en la selva son más grandes que en EEUU. En la selva, la hormiga más pequeña mide un metro, mientras que en EEUU son tan pequeñas que caben por debajo de las puertas y se meten por todos lados.

Yo conozco bien a las hormigas, porque una vez papá me trajo una hormiga cría y me dejó tenerla como mascota. Lo malo de las hormigas es que de pequeñas son muy monas, juguetonas y eso, pero cuando crecen se pasan el día durmiendo o viendo la tele. Al final mi padre y yo nos cansamos de la hormiga porque ya no jugaba con nosotros, así que nos la comimos. En realidad esa es la peor parte de tener mascota, cuando te la tienes que comer porque ya no hace gracias, pero cuando son pequeñas está guay...

Les envío una foto de mi hormiga Antonia. El que está al lado es mi padre haciendo el ganso, pero no se le ve bien...

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